Es una sensación molesta de ardor o quemazón en la parte baja del pecho o en lo que conocemos como “boca del estómago”. Ocurre por diferentes motivos y usualmente está asociada a la presencia normal de ácido clorhídrico en el estómago con una sensibilidad mayor a la usual y no necesariamente por su exceso. Es un problema muy común en la actualidad y puede afectar la calidad de vida, ya que en muchos casos es eventual, pero en algunas personas puede volverse crónica y estar asociada a enfermedades como úlceras pépticas o reflujo gastroesofágico.
Causas de la acidez estomacal
Alimentación inadecuada: comer en exceso, consumir alimentos grasosos, picantes, cafeína, alcohol o bebidas gaseosas.
Mala higiene del sueño: dormir inmediatamente después de comer altera el ciclo de producción del ácido.
Sobrepeso y obesidad: el exceso de grasa intra y extra abdominal ejerce presión sobre el estómago y sobre otras vísceras.
Estrés y ansiedad: alteran la fisiología del estómago y aumentan la producción de ácido, afectando la digestión y creando reflujo.
Uso de ciertos medicamentos: algunos antiinflamatorios, relajantes musculares, antibióticos, entre otros, alteran las barreras naturales de protección contra el ácido.
Fumar: cigarrillo y tabaco, dañan las barreras naturales, alteran la circulación y relajan el esfínter esofágico inferior, facilitando el reflujo.
Síntomas de la acidez estomacal
Sensación de ardor en la boca del estómago, el pecho e incluso en la garganta.
Sensación de llenura fácil o de hambre permanente.
Dolor punzante que se puede ir hacia la espalda.
Sentir que algún alimento genera malestar después de ingerirlo.
Diagnóstico de la acidez estomacal
Historia clínica: el médico indaga sobre síntomas, hábitos alimenticios y estilo de vida para identificar los desencadenantes. Los factores de riesgo familiares son importantes, al igual que estudios previos.
Endoscopia: la exploración del esófago y estómago permite ver si hay algún daño o inflamación de la mucosa, úlceras, tumores, estrecheces o sangrado. Sin embargo, pacientes con estos síntomas pueden tener una endoscopia completamente normal.
Gammagrafía de vaciamiento gástrico para sólidos: en pacientes con factores de riesgo como diabetes o enfermedades crónicas, este estudio ayuda a determinar si hay alteraciones de la motilidad gástrica.
pH-metría esofágica de 24 horas: una sonda con sensores que mide el nivel de pH o ácido en el estómago durante 24 horas, permitiendo evaluar la frecuencia y severidad del reflujo al esófago. No es útil para gastritis, ni dispepsia.
Estudio de vías digestivas altas, ecografía abdominal, tomografía de abdomen: solo en casos seleccionados por el médico.
Consejos para el manejo y prevención de la acidez estomacal
Evitar comidas muy condimentadas, reducir el consumo de alcohol y cafeína. Optar por porciones más pequeñas y frecuentes.
Después de comer, esperar al menos dos a tres horas antes de dormir para permitir la digestión y prevenir el reflujo.
Mantener un peso saludable reduce la presión sobre el estómago, disminuyendo el riesgo de reflujo.
La meditación, el ejercicio y la respiración profunda mejora la digestión y evita la producción excesiva de ácido.
Dormir con la cabeza y la parte superior del cuerpo elevada ayuda a prevenir el reflujo nocturno.
Uso de medicamentos, prescritos por el médico tratante:
Antiácidos: neutralizan el ácido estomacal y brindan alivio rápido.
Inhibidores de la bomba de protones (IBP): reducen la producción de ácido a largo plazo y se utilizan en casos más severos.
Procinéticos: favorecen el vaciamiento gástrico y fortalecen el esfínter esofágico inferior.
Si los síntomas persisten a pesar de estos cambios y medicamentos, es importante consultar nuevamente para descartar problemas mayores.